Amante siempre de la verdad, valiente, de gran
jocosidad, ella es Celia Esther de Los Desamparados Sánchez Manduley, de esas personas imprescindibles para conocer
la historia de Cuba del siglo xx.
Mujer menuda, atractiva, aficionada a las labores de bordados, tejidos,
repostería, con gran habilidad en la pesca y una espiritualidad marcada por el
amor a su padre, el médico Manuel Sánchez Silveira con quien lleva el busto del Apóstol al Pico
Turquino.


Parte intrínseca de su naturaleza fue la sensibilidad humana, la sencillez,
la modestia, la exquisita delicadeza
femenina, la bondad, el respeto, y la admirable
preocupación por los problemas de los
demás, al igual que el sistemático interés por el contacto popular.
Por su
desempeño vital entre la Sierra y el llano, por su inigualable capacidad ejecutiva
transciende en la historia. Miembro del Comité Central, Secretaria del Consejo
de Estado y Diputada al Parlamento, guía de ideas novedosas para el progreso y desarrollo del país con
obras que perduran como el Coppelia , El
jardín Botánico, el Parque Lenín entre otras.
Asumió tareas muy importantes como la
recopilación de toda la información de la lucha en la Sierra Maestra y los
momentos significativos de la Revolución, siendo esto de gran valor para la creación de la Oficina de Asuntos Históricos
del Consejo de Estado.

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