martes, 30 de mayo de 2017

Historia de una abuela



Los abuelos forman parte importante de toda familia; son por la edad avanzada los más débiles  y delicados,  quienes dependen de nosotros para realizar cualquier actividad, pero guardan en sus vidas algo maravilloso y mágico,  la experiencia, esa que nos atrapa horas y horas  manteniéndonos  más atentos que un niño en su primer día de clases.
Este domingo celebramos los 86 años de mi abuela materna a quien todos llamamos Mamituty, pues ella es la mamá de mi tía menor a quien le conocemos como Tuty,  vea usted que asociación más ocurrente, de otra forma creo no sabríamos como hacerlo, por lo menos a los más cercanos, otros le dicen Cachi pues su nombre es Caridad  Enconnida.
Mami-Tuty mantiene su carácter alegre y muy sociable,  dispuesta siempre a establecer una conversación con todo el que se le acerque,  encantándonos con sus anécdotas de su niñez y juventud,  cuando al decir de ella debía de tejer unos cuantos sombreros al día para ayudar a sus padres al sustento de la familia,  algo numerosa, también de cuando cada uno de sus siete hermanos  iban a ordeñar su  vaquita,  que la de ella le llamaba mariposa,  de muy buen rendimiento lechero, de los días de la semana en lo que distribuían  las labores domésticas: uno para lavar, otro para planchar con almidón, por supuesto , otro para coser y zurcir tarea que se turnaban entre las hermanas, pues era de las cosas que no les agradaba realizar, …..,  que tiempos aquellos, con la vorágine de estos días como haríamos ahora. Con su tono de voz nos abre la máquina del tiempo y nos vamos  80 años atrás.
  Le cantamos felicidades, picamos cake,  disfrutamos de una agradable tarde de domingo y sobre todo dimos gracias a Dios por tenerla entre nosotros a pesar de su insistencia en saber en qué siglo nació si fue el XIX o en el XX.