La
muchacha (pues no aparenta su edad), parece entregarse tanto a su labor que
pierde la noción del tiempo; nunca sabe la hora de regreso a su hogar, sobre
todo cuando recibe en sus manos un nuevo ser, inyecta, cura herida o pasa su
mano para aliviar el dolor, razones que la regocija hasta el infinito.
Odalis
del Rosario Plá Milanés, bayamesa de pura cepa, enfermera neonatóloga, de una
inmensa nobleza, sencillez y profesionalidad es ejemplo de entrega a lo que
hace. Hoy compartimos vivencias que mantiene muy calladitas solo reveladas por nuestra insistencia, pues
está siempre negada hablar de sí misma.
Con
su dulce sonrisa, delicadeza y paciencia extrema la encontramos desde hace alrededor
de 35 años en su labor como enfermera; nos cuenta que desde pequeña prefería
los juegos de enfermería a tal punto que cuando llegó el momento de elegir la
profesión lo hizo por esa especialidad. Al graduarse se desempeña en el Hospital Infantil de Bayamo, luego en el Provincial Carlos Manuel de Céspedes de esa referida ciudad, ya
como neonatóloga, y por más de 20 años; y en la actualidad como profesora de la
Filial de Ciencias Médicas de Granma.
Experiencias
maravillosas e inolvidables, situaciones complejas, sustos, alegrías, desvelos le permiten hoy narrarnos la satisfacción que
siente al ayudar y dar mucho amor al prójimo. Solo en una cuartilla es
imposible citar estas, pero nos detenemos en páginas de su colaboración
en Bolivia.
De
2010 al 2012 tiene la posibilidad de cumplir misión internacionalista en
Bolivia, donde la geografía abrupta, una población con costumbres y tradiciones
diferentes a las nuestras, e intercambios en plena selva, la hacen poner en
alto el nombre de Cuba venciendo obstáculos que ni remotamente imaginó:
inundaciones, crecidas de ríos, uso de la catraya como medio único de
transporte, y sintiendo el mayor de los
temores pero siempre con la confianza y convencimiento de la solidaridad a ese hermano país.
Nos
cuenta que en el primer año de misión en esa nación habilitaron una salita de neonatología, con recursos
donados por nuestro país, (lámparas de fototerapia, incubadoras acondicionadas
para el cuidado inmediato al recién nacido, entre otras) técnicas totalmente desconocidas por
aquella población, pues al vivir situaciones tan difíciles, solo tenían la
opción del traslado hacia La Paz, para recibir una atención médica, y de no
poderlo hacer sucedía lo más doloroso.
“Los
casos difíciles los enfrentábamos con mucha decisión, una noche en que no había energía en el hospital
asistimos un parto por cesárea, y también, al recién nacido, al que tuve que
aspirar la secreciones meconales de forma directa (boca a boca) para poderlo
salvar, al terminar las maniobras médicas todos los miembros del equipo llenos
de emoción lloramos, abrazamos, al sentirnos muy útiles y queridos en aquel sitio. Los
familiares no sabían de que manera agradecernos aquella realidad, pues la vida de
sus seres queridos estaban en nuestras manos; asimismo, en otra oportunidad realizamos un parto
gemelar y por el reconocimiento a nuestro desempeño nos piden de favor nombrar
como yo a las bebitas recién nacidas, Odalis y Rosario.
“Encontramos
amistades incondicionales que nos abrieron sus brazos y su corazón para
compensar el sentimiento y la nostalgia de la lejanía de la patria, así fue Mocito, anciano de grandes
valores a quien nombramos como Papá boliviano.
“Como
perdurable recuerdo tengo el encuentro entrañable con el presidente Evo Morales,
momento especial, donde manifestamos
toda la disposición de permanecer y ofrecer el servicio de los todos los cubanos en la tierra
donde cayó el Che, y él nos expresó la satisfacción y dicha de tenernos
en su patria.
Con
esta consagrada enfermera, sus vivencias y ejemplo se agiganta el nombre de
Cuba, con la certeza de que si Odalis tuviera que volver a elegir su profesión lo haría como enfermera.
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