jueves, 28 de junio de 2018

Vocación



La muchacha (pues no aparenta su edad), parece entregarse tanto a su labor que pierde la noción del tiempo; nunca sabe la hora de regreso a su hogar, sobre todo cuando recibe en sus manos un nuevo ser, inyecta, cura herida o pasa su mano para aliviar el dolor, razones que la regocija hasta el infinito.

Odalis del Rosario Plá Milanés, bayamesa de pura cepa, enfermera neonatóloga, de una inmensa nobleza, sencillez y profesionalidad es ejemplo de entrega a lo que hace. Hoy compartimos vivencias que mantiene muy calladitas  solo reveladas por nuestra insistencia, pues está siempre negada hablar de sí misma.
 

Con su dulce sonrisa, delicadeza y paciencia extrema la encontramos desde  hace alrededor de 35 años en su labor como enfermera; nos cuenta que desde pequeña prefería los juegos de enfermería a tal punto que cuando llegó el momento de elegir la profesión lo hizo por esa especialidad. Al graduarse se  desempeña en el Hospital Infantil  de Bayamo, luego en el Provincial Carlos Manuel de Céspedes de esa referida ciudad,  ya como neonatóloga,  y por más de 20 años;  y en la actualidad como profesora de la Filial de Ciencias Médicas de Granma.

Experiencias maravillosas e inolvidables, situaciones complejas, sustos, alegrías, desvelos  le permiten hoy narrarnos la satisfacción que siente al ayudar  y dar mucho amor al prójimo. Solo en una cuartilla es imposible citar estas,  pero nos detenemos en páginas de su colaboración en Bolivia.

De 2010 al 2012 tiene la posibilidad de cumplir misión internacionalista en Bolivia, donde la geografía abrupta, una población con costumbres y tradiciones diferentes a las nuestras, e intercambios en plena selva, la hacen poner en alto el nombre de Cuba venciendo obstáculos que ni remotamente imaginó: inundaciones, crecidas de ríos, uso de la catraya como medio único de transporte,  y sintiendo el mayor de los temores pero siempre con la confianza y convencimiento de  la solidaridad a ese hermano país.

Nos cuenta que en el primer año de misión en esa nación habilitaron  una salita de neonatología, con recursos donados por nuestro país, (lámparas de fototerapia, incubadoras acondicionadas para el cuidado inmediato al recién nacido,  entre otras) técnicas totalmente desconocidas por aquella población, pues al vivir situaciones tan difíciles, solo tenían la opción del traslado hacia La Paz, para recibir una atención médica, y de no poderlo hacer sucedía lo más doloroso.

“Los casos difíciles los enfrentábamos con mucha  decisión,  una noche en que no había energía en el hospital asistimos un parto por cesárea, y también, al recién nacido, al que tuve que aspirar la secreciones meconales de forma directa (boca a boca) para poderlo salvar, al terminar las maniobras médicas todos los miembros del equipo llenos de emoción lloramos, abrazamos, al sentirnos  muy útiles y queridos en aquel sitio. Los familiares no sabían de que manera  agradecernos aquella realidad, pues la vida de sus seres queridos estaban en nuestras manos; asimismo,  en otra oportunidad realizamos un parto gemelar y por el reconocimiento a nuestro desempeño nos piden de favor nombrar como yo a las bebitas recién nacidas,  Odalis y Rosario.

“Encontramos amistades incondicionales que nos abrieron sus brazos y su corazón para compensar el sentimiento y la nostalgia de la lejanía de la  patria, así fue Mocito, anciano de grandes valores a quien nombramos como Papá boliviano. 

“Como perdurable recuerdo tengo el encuentro entrañable con el presidente Evo Morales,  momento especial, donde manifestamos toda la disposición de permanecer y ofrecer el  servicio de los todos los cubanos en la tierra donde cayó el Che,  y él nos expresó la  satisfacción y dicha de tenernos en su patria.

Con esta consagrada enfermera, sus vivencias y ejemplo se agiganta el nombre de Cuba, con la certeza de que si Odalis tuviera que volver a elegir su profesión  lo haría como  enfermera. 




  

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