“…ni hay nada mejor que agrandar y robustecer la mente
que el uso esmerado y oportuno del lenguaje”
José Martí
Para el hombre el lenguaje, y con él la comunicación, es
uno de los mejores y fieles amigos.
El idioma español resulta uno y diverso, pertenece a
todos sus hablantes, quienes lo hacemos y deshacemos día a día. En su devenir
se le ha incorporado préstamos de otras lenguas que los hacen suyos para
siempre, razón por la cual toda palabra sin ser exclusiva de un léxico
especializado debe tener un sentido en la expresión.
No todos hablamos de la misma manera, ni tenemos el mismo
dominio lingüístico, estas peculiaridades se manifiestan en lo culto, lo
popular, en lo vulgar, lo arcaico y lo coloquial.
Disímiles son las equivocaciones al hablar y escribir, ya
sea por ignorancia o dejadez, y en ocasiones (tristemente) por medios que
no deberían, dígase la radio, televisión y los periódicos.
De ningún modo es admisible el descuido del idioma, su
aprendizaje resulta imprescindible y debe ser priorizado. En la sociedad cubana
todos tenemos acceso a la educación, la cultura, la infomatización, por lo que
el desliz es inaceptable y el buen decir, premiado.
Estamos, los vinculados a la comunicación, llamados a
incentivar el estudio y empleo correcto de la la lengua materna, esa que nos
permite expresar sentimientos, relacionarnos, y a su vez, nos identifica y dice
quiénes somos. De esta manera apostaremos por un hablar y escribir sin manchas.